El queratocono es una enfermedad ocular no inflamatoria que afecta la estructura de la córnea, la cual es la capa transparente que cubre la parte frontal del ojo. En el queratocono, la córnea se adelgaza y adopta una forma de cono irregular en lugar de su forma redonda habitual. Esto provoca una distorsión visual significativa.
Causas del queratocono
Las causas exactas del queratocono no se comprenden completamente, pero se cree que varios factores pueden contribuir a su desarrollo:
- Genéticos: Existe una predisposición genética, ya que el queratocono a menudo se presenta en familias.
- Ambientales: Factores como frotarse los ojos con frecuencia y el uso de lentes de contacto pueden influir.
- Enfermedades sistémicas: Algunas enfermedades, como el síndrome de Down y el síndrome de Marfan, están asociadas con el queratocono.
Cómo afecta el queratocono
El queratocono causa una distorsión visual debido a la forma irregular de la córnea. A medida que la enfermedad progresa, la visión se vuelve borrosa y distorsionada, afectando la capacidad de realizar actividades diarias como leer y conducir.
Síntomas del queratocono
- Visión borrosa o distorsionada
- Mayor sensibilidad a la luz (fotofobia)
- Visión doble en un solo ojo (monocular diplopía)
- La necesidad frecuente de cambiar la prescripción de lentes
- Ojos irritados o doloridos
Tratamientos
El tratamiento del queratocono varía según la severidad de la enfermedad:
- Lentes de contacto: Lentes rígidas gas permeables (RGP) pueden mejorar la visión al proporcionar una superficie más regular para la refracción de la luz.
- Implantes de anillos intracorneales: Pequeños anillos de plástico se insertan en la córnea para aplanarla y mejorar la visión.
- Cross-linking corneal: Este tratamiento fortalece el colágeno en la córnea, deteniendo o ralentizando la progresión de la enfermedad.
- Transplante de córnea: En casos severos, puede ser necesario reemplazar la córnea dañada con una córnea donante saludable.
El queratocono es una condición ocular que puede tener un impacto significativo en la visión y la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque no se comprende completamente su origen, la combinación de factores genéticos y ambientales parece desempeñar un papel crucial. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son esenciales para gestionar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad.